El Proyecto de los
Hermanos Musulmanes por Patrick Poole[1]
Si las autoridades
encargadas de hacer cumplir el derecho internacional y las agencias de
inteligencia occidentales hubieran descubierto un documento de hace veinte años
que revelase un plan altamente secreto desarrollado por la organización
islamista más antigua con una de las redes de terrorismo más amplías del mundo
para lanzar un programa de invasión cultural que daría lugar en su momento a la
conquista de Occidente, copiando las tácticas empleadas por los islamistas
durante más de dos décadas, cabría esperar que esta noticia ocupase los
titulares de primera plana y en portada del New York Times, Washington Post,
London Times, Le Monde, Bild y La Repubblica.
Pero se equivoca si
piensa que eso es lo que pasaría. De hecho, las autoridades suizas dieron con
ese documento durante una redada en noviembre de 2001, dos meses después del
horror del once de septiembre. Desde entonces, la información sobre este
documento, conocido en los círculos de lucha contra el terrorismo como «El
Proyecto», así como los debates sobre su contenido se han quedado limitados al
mundo secreto de la comunidad de inteligencia occidental. Gracias al trabajo de
un intrépido periodista suizo, Sylvain Besson de Le Temps, y al libro que
publicó en octubre de 2005 en Francia, La conquête de l'Occident: Le projet
secret des Islamistes (La conquista de Occidente: el proyecto secreto de los
islamistas), finalmente se ha hecho pública información sobre El Proyecto. Un
funcionario occidental al que Besson cita en el libro ha descrito al Proyecto como
«una ideología totalitaria de infiltración que representa, al final, el peligro
más serio para las sociedades europeas».
Ahora, los lectores de
las portadas de los periódicos serán los primeros en leer la traducción
completa al inglés del Proyecto.
Lo que las agencias de
inteligencia occidentales saben sobre El Proyecto empieza con una redada en una
villa de lujo en Campione, Suiza, el 7 de noviembre de 2001. El objetivo era
Youssef Nada, director del Banco Al-Taqwa de Lugano, que mantenía una asociación
activa con los Hermanos Musulmanes desde hacía 50 años y que había confesado
ser uno de los líderes internacionales de la propia organización. Los Hermanos
Musulmanes, considerados como uno de los movimientos islamistas más importantes
y el más antiguo del mundo, fue fundado por Hasan al-Banna en 1928 y su lema
es: «Alá es nuestro objetivo; el Profeta es nuestro líder; el Corán es nuestra ley; la Yihad es
nuestro camino; morir por Alá es nuestro mayor deseo».
Las fuerzas del orden
de Suiza llevaron a cabo la redada cumpliendo una petición de la Casa Blanca
durante las primeras medidas severas que se tomaron para cortar la financiación
terrorista tras los atentados del once de septiembre. Los investigadores
estadounidenses y suizos habían seguido el papel que desempeñaba Al-Taqwa en
las operaciones de blanqueo de dinero y financiación de una amplia gama de
grupos terroristas islamistas, entre los que se incluían Al Qaeda, HAMAS (la
división palestina de los Hermanos Musulmanes), el GIA en Argelia y Ennahda en
Túnez.
Entre los documentos
que se incautaron durante la operación en la villa suiza de Nada se encontraba
un plan de catorce páginas escrito en árabe y con fecha del 1 de diciembre de
1982, que perfilaba una estrategia de doce puntos para «establecer un gobierno
islamista en la Tierra» y que se llamó El Proyecto. De acuerdo con el
testimonio de Nada a las autoridades suizas, el documento no firmado fue
redactado por «investigadores islámicos» asociados con los Hermanos Musulmanes.
Lo que hace que El Proyecto
sea tan distinto a la amenaza habitual de «¡Muerte a Estados Unidos!
¡Muerte a Israel!» y
«¡Establecer el califato mundial!» que nos encontramos en la retórica
islamista, es el hecho de que representa un modo flexible, con múltiples fases
y a largo plazo de llevar a cabo la «invasión cultural» de Occidente.
Recomienda el uso de diversas tácticas que van desde la inmigración,
infiltración, vigilancia, propaganda, protesta, engaño, legitimidad política y
terrorismo. El Proyecto ha sido el «plan maestro» de los Hermanos Musulmanes
durante más de dos décadas. Tal y como se puede ver en varios ejemplos en toda
Europa, incluyendo el reconocimiento político de organizaciones paralelas al
gobierno islamista en Suecia, la yihad contra los dibujantes en Dinamarca, la
intifada quemando coches en París el pasado mes de noviembre y los atentados
terroristas del siete de julio en Londres, el plan que expone El Proyecto ha
tenido mucho éxito.
En lugar de centrarse
en el terrorismo como el único método de acción de grupo, como pasa con Al
Qaeda, el uso del terror es más bien, y de un modo completamente posmoderno,
una multiplicidad de opciones disponibles para llevar a cabo una infiltración y
confrontación progresiva que, en su momento, lleve al establecimiento del dominio
islámico de Occidente. Las siguientes tácticas y técnicas son algunas de las
recomendaciones que figuran en El Proyecto:
1) Establecer contactos y coordinar acciones
entre organizaciones islamistas similares.
2) Evitar alianzas públicas con organizaciones e
individuos terroristas conocidos para mantener una apariencia de «moderación».
3) Infiltrarse en las organizaciones musulmanas
existentes y hacerse con el control para redirigirlas hacia los objetivos
colectivos de la hermandad.
4) Utilizar el engaño para ocultar los objetivos
deseados de las acciones islamistas, siempre que no entre en conflicto con la
Ley Sharía.
5) Evitar conflictos sociales con los
occidentales a nivel local, nacional o internacional que puedan dañar la capacidad a largo plazo de
ampliar la base del poder islamista en Occidente o que puedan provocar una
respuesta contra los musulmanes.
6) Establecer redes económicas que permitan la
financiación del trabajo de conversión de Occidente, incluyendo el apoyo a
administradores y trabajadores a tiempo completo.
7) Llevar a cabo tareas de vigilancia, obtención
de datos y establecer instalaciones de almacenamiento y recopilación de datos.
8) Instalar un sistema de vigilancia para
monitorizar a los medios de comunicación occidentales para avisar así a los
musulmanes de «tramas internacionales en su contra».
9) Cultivar una comunidad intelectual islamista
que incluya el establecimiento de grupos de reflexión y de defensa, que se
ocupe de la publicación de estudios «académicos» para legitimar la postura
islamista y para elaborar una crónica de la historia de los movimientos
islamistas.
10) Desarrollar un plan integral a 100
años para conseguir el avance de la ideología islamista en todo el mundo.
11) Encontrar el equilibrio entre objetivos
internacionales y flexibilidad local.
12) Construir ampliar redes sociales de
escuelas, hospitales, organizaciones de beneficencia dedicadas a los ideales
islamistas para que los musulmanes en Occidente tengan contacto constante con
el movimiento.
13) Involucrar ideológicamente a
musulmanes comprometidos en instituciones elegidas democráticamente en todos
los niveles en Occidente, incluyendo gobiernos, a nivel ONG, empresas privadas
y sindicatos.
14) Utilizar como instrumentos a las
instituciones occidentales hasta que se conviertan y estén al servicio del
islam.
15) Redactar constituciones, leyes y
políticas islámicas para su implantación en un momento dado.
16) Evitar el conflicto dentro de los
movimientos islamistas a todos los niveles, hasta en el desarrollo de procesos
para la resolución de conflictos.
17) Constituir alianzas con
organizaciones «progresistas» occidentales que compartan objetivos similares.
18) Crear «fuerzas de seguridad»
autónomas para proteger a los musulmanes en Occidente.
19) Fomentar la violencia y mantener a
los musulmanes que viven en Occidente con una «mentalidad» de yihad.
20) Apoyar los movimientos de la yihad
en el mundo musulmán predicando, a través de propaganda, personal, financiación
y apoyo técnico y operativo.
21) Hacer que la causa palestina se
convierta en un problema internacional capaz de crear una brecha para los
musulmanes.
22) Adoptar la liberación total de
Palestina de Israel y la creación de un estado islámico como pilares clave del
plan para la dominación islamista de mundo.
23) Instigar una campaña constante que
incite a los musulmanes al odio contra los judíos y que rechace cualquier
debate posible sobre conciliación o coexistencia.
24) Crear de manera activa células
terroristas de la yihad dentro de Palestina.
25) Enlazar las actividades terroristas
con el movimiento terrorista internacional.
26) Conseguir suficientes fondos como
para perpetuar y dar apoyo a la yihad a perpetuidad en todo el mundo.
Al leer El Proyecto,
uno debe tener en cuenta que se redactó en 1982, cuando las tensiones actuales
y las actividades terroristas en Oriente Próximo apenas empezaban. En muchos
sentidos, El Proyecto es un plan extremadamente profético al perfilar la mayor
parte de la acción islamista, bien sea la llevada a cabo por las organizaciones
islamistas «moderadas» o por los grupos claramente terroristas, en las dos
últimas décadas.
Por ahora, casi todo lo
que se sabe públicamente sobre El Proyecto se lo debemos al trabajo de
investigación de Sylvain Besson, incluso su libro y un artículo sobre el tema
que se publicó el pasado mes de octubre en el periódico suizo Le Temps bajo el
título L'islamisme à la conquête du monde (El islamismo y la conquista del
mundo), en el que se hacía una reseña del libro que aún solo está disponible en
la edición en francés. Al menos un periódico en Egipto, el Al-Mussawar, publicó
la totalidad del texto en árabe del Proyecto en noviembre del año pasado.
La mayoría de
editoriales que publican en inglés no han mostrado el más mínimo interés por El
Proyecto desvelado por Besson. La única mención que se puede encontrar en los
medios de comunicación habituales en Estados Unidos ha sido el segundo punto en
un artículo en el Weekly Standard (20 de febrero, 2006) escrito por Olivier
Guitta y que se titula The Cartoon Jihad. El comentario más amplio que se ha
hecho sobre El Proyecto ha sido el de un investigador y periodista
estadounidense que reside en Londres, Scott Burgess, que publicó su análisis
del documento en su blog, The Daily Ablution. Junto con su comentario, la
traducción al inglés del texto francés del Proyecto se publicó por partes, en
forma de serie, en diciembre del año pasado (Partes I, II, III, IV, V y
Conclusión). Se ha incluido la traducción integra al inglés del señor Burgess
en este libro con su permiso.
A pesar de la ausencia
de debate público sobre El Proyecto, el documento y el plan que esboza han sido
tema de numerosas conversaciones entre las agencias de inteligencia de
Occidente. Un agente de la estrategia antiterrorista de Estados Unidos que
habló con Besson sobre El Proyecto y que Guitta cita en el artículo del Weekly
Standard es Juan Zarate, asesor en la lucha antiterrorista de la Casa Blanca.
Él dijo que El Proyecto es el plan maestro de los Hermanos Musulmanes para
«diseminar su ideología política» y le comunicó a Besson su opinión dado que
«los Hermanos Musulmanes son un grupo que nos preocupa pero no por las ideas
filosóficas y las teorías ideológicas que maneja, sino porque defiende el uso
de la violencia contra civiles».
Un reconocido académico
internacional especializado en los movimientos islamistas que también habló con
Besson, Reuven Paz, mencionó El Proyecto dentro del contexto histórico:
El Proyecto fue parte
de la carta de la organización internacional de los Hermanos Musulmanes, que se
estableció de manera oficial el 29 de julio de 1982. Expone un amplio plan que
fue desempolvado en la década de los sesenta gracias a la inmigración de los
intelectuales de la hermandad, sobre procedentes de Siria y Egipto, a Europa.
Tal y como Paz apunta,
El Proyecto fue redactado por primera vez por los Hermanos Musulmanes dentro
del proceso de reafiliación de la hermandad en 1982, un periodo que marca un
impulso ascendente en la expansión internacional de la organización así como un
punto de inflexión en las fases de represión y tolerancia del gobierno egipcio
que se van alternando. En 1952 la organización desempeña un papel fundamental
para el Movimiento de los Oficiales Libres liderado por Gamal Abdul Nasser que
derrocaría al rey Faruq, pero que perdería rápidamente el poder en favor del
nuevo régimen revolucionario debido a la negación de Nasser a obedecer la
petición de los Hermanos Musulmanes de instituir un estado islámico
ideológicamente comprometido. De forma regular y en distintos momentos de la
historia desde la Revolución de julio en 1952, las autoridades de Egipto han
prohibido la hermandad y han encarcelado o asesinado a sus líderes.
A partir de la
reafiliación de 1982, los Hermanos Musulmanes han extendido su red por Oriente
Próximo, Europa y hasta América.
En casa, en Egipto, los
Hermanos Musulmanes obtuvieron un 20 % más de asientos en las elecciones parlamentarias de 2005, convirtiéndose así en
el principal partido de la oposición. La división palestina, conocida
internacionalmente como HAMAS, se hizo recientemente con el control de la
Autoridad Palestina tras ganar 74 de los 132 asientos del Consejo Legislativo
Palestino en las elecciones. La división siria históricamente ha sido el grupo
organizado más grande que se ha opuesto al régimen de al-Assad y también
cuentan con afiliados en Jordania, Sudán e Irak. En Estados Unidos, los
Hermanos Musulmanes están representados principalmente por la Sociedad
Americana Musulmana (MAS).
Desde su creación, los
Hermanos Musulmanes han defendido el uso del terrorismo como un medio para
conseguir los objetivos del plan de dominio islámico del mundo. Sin embargo, al
ser el mayor movimiento popular radical en el mundo islámico, ha atraído a
muchos intelectuales islamistas de relevancia, entre otros a gente como Yussuf
al-Qaradawi, un ulema islamista nacido en Egipto pero que vive en Catar.
Dado que es una de las
principales figuras espirituales de los Hermanos Musulmanes y de los ulemas
islamistas radicales (que cuenta con su propio programa semanal en Al-Jazeera),
al-Qaradawi ha sido uno de los grandes defensores de los atentados suicidas con
bomba en Israel y de los atentados terroristas contra intereses occidentales en
Oriente Próximo. Tanto Sylvain Besson como Scott Burgess proporcionan
detalladas comparaciones entre la publicación de Qaradawi de 1990, Priorities
of the Islamic Movement in the Coming Phase (Prioridades del movimiento
islámico en la siguiente fase) y El Proyecto, que se publicó ocho años antes
que las Prioridades de al-Qaradawi. Ellos han notado las sorprendentes
similitudes en el lenguaje empleado y los planes y métodos que defienden ambos
documentos. Se especula que al-Qaradawi pudo usar El Proyecto como ejemplo para
su propia obra o que su mano fuera una de las que participó en su redacción en
1982. Quizás sea una coincidencia, pero al-Qaradawi era el cuatro mayor
accionista del Banco al-Taqwa de Lugano, cuyo director, Youssef Nada, tenía en
su posesión El Proyecto cuando fue encontrado. Desde 1999, al-Qaradawi tiene
prohibida la entrada a Estados Unidos debido a su conexión con organizaciones
terroristas y su defensa pública del terrorismo.
Para los que han leído
El Proyecto, lo más preocupante no es que los islamistas hayan desarrollado un
plan para dominar el mundo; los expertos asumían que las organizaciones
islamistas y los grupos terroristas operaban siguiendo a un conjunto acordado
de principios generales, redes de contactos y metodología. Lo que resulta
sorprendente es ver lo eficaz que ha sido la implantación del plan islamista
para la conquista que aparece trazado en El Proyecto por parte de los
musulmanes que viven en Occidente desde más de dos décadas. También es motivo
de preocupación analizar la ideología que sirve de base para el plan, pues
incita al odio y a la violencia contra las poblaciones judías en todo el mundo,
el reclutamiento y subversión deliberada de instituciones públicas y privadas
de Occidente, la recomendación de una política que favorece y busca el
incremento de la confrontación de los musulmanes que viven en Occidente contra
sus vecinos y conciudadanos, la aceptación de la violencia como una opción
legítima para conseguir los objetivos y la inevitable realidad de la yihad
contra los no musulmanes y el fin último de instituir a la fuerza el gobierno
del islam a través de un califato regido por la Ley Sharía en Occidente y, con
el tiempo, en todo el mundo.
Si la experiencia
vivida durante la última cuarta parte del pasado siglo en Europa y Estados
Unidos nos sirve de pista, los «investigadores islamistas» que redactaron El
Proyecto hace algo más de dos décadas deben estar muy contentos al ver como su
plan a largo plazo para conquistar Occidente y ver la bandera verde del Islam
ondear al viento sobre sus ciudadanos, se está cumpliendo de una forma tan
expeditiva. Si los islamistas tienen el mismo éxito en los próximos años, los
occidentales deberíamos empezar a plantearnos disfrutar de las libertades
personales y políticas que tenemos ahora antes de que sea demasiado tarde.
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