B4,52,65 Un árabe del
desierto vino al profeta y dijo: «Mensajero, un hombre lucha por el botín de
guerra, otro lucha para ser recordado y un tercero lucha para poder ser visto
en su elevada posición conseguida por el valor de la lucha. ¿Cuál de ellos
lucha por la causa de Alá?» El profeta dijo: «Aquel que lucha para exaltar la
palabra de Alá (el islam), lucha por la causa de Alá».
I791 Mahoma envió un
ejército de tres mil hombres a Mutah poco después de regresar de La Meca. Mutah
se encontraba al norte de Medina, cerca de Siria. Cuando los musulmanes
llegaron, se encontraron con un gran ejército bizantino. Los yihadistas se
detuvieron dos días para debatir. No les habían enviado para luchar contra un
ejército profesional. ¿Qué debían hacer? Muchos querían escribir a Mahoma para
explicar la nueva situación. Si él quería que atacasen, entonces así se haría.
Si quería enviar refuerzos, eso estaría bien. Pero uno de ellos dijo: «Hombres,
os quejáis de aquello que habéis venido a hacer. Morir como mártires. El islam
no pelea por números o fuerza, lo hace por el islam. ¡Vamos! Solo nos esperan
dos resultados: la muerte o el martirio. Los dos son buenos. ¡Avancemos!»
I796 Los musulmanes
fueron arrasados. Los cristianos bizantinos eran profesionales y les superaban
en número. No eran mercaderes de La Meca. Mahoma dijo que los tres comandantes
musulmanes habían ido al cielo en lechos de oro. Pero el lecho del último comandante
se había girado ligeramente al acercarse al cielo porque él se había detenido
antes de lanzarse a la destrucción. No era un mártir del todo. Aun así, Mahoma
lloró todos los muertos. Esto no era frecuente porque había prohibido el exceso
de luto por aquellos que morían por la yihad.
Comentarios del autor:
Aunque Mahoma era un comandante militar muy capacitado, la principal
estrategia de la yihad no se basaba en una estrategia militar superior: su
habilidad para inspirar a sus seguidores al valor suicida en batalla. Si
combinas eso con el hecho de que el islam podía reemplazar a los soldados
caídos por otros por su elevada tasa de natalidad y el infinito compromiso con
el conflicto, vemos el motivo por el que el islam terminaba por ganar casi todas
las batallas en las que participaba. Es interesante mencionar que si bien en
este punto de la historia los bizantinos eran mucho más poderosos que los
musulmanes, esto últimos acabarían por triunfar y asumir el control de su
imperio.
Mahoma siguió su yihad sin reducir la intensidad hasta su muerte, nueve
años después de la llegada a Medina. En ese momento, ya era el rey de toda
Arabia, sin que quedase un solo enemigo en pie. Durante estos nueve años, había
luchado de media en una batalla cada siete semanas. Antes de su muerte, envió
cartas a los poderosos emperadores de los persas y los bizantinos, diciéndoles
que tenían que convertirse al islam o sufrirían las consecuencias. Seguramente,
ellos se rieron por la arrogancia de las cartas. Sin embargo, escasas décadas
después, cada uno de esos imperios fue conquistado por los musulmanes que
empleaban las tácticas de la yihad de Mahoma. Cierto es que los métodos se
refinarían con el tiempo, pero los principios son los mismos incluso hoy en
día.
Reglas de la yihad:
1) La yihad cuenta con la aprobación de
Alá. La máxima autoridad; siempre está justificada.
2) Nunca debes tolerar ninguna norma o
limitación, el fin justifica cualquier medio, independientemente de lo
impactante que sea. La yihad puede ser cualquier tipo de acción que permita al
islam avanzar o que debilite a los kuffar, ya sea un grupo o un individuo.
Incluso donar dinero para financiar la yihad de otros es también un tipo de
yihad.
3) Siempre hay que hacerse la víctima.
Mahoma distorsionó su situación. Aunque había sido él el que atacó a personas
inocentes sin provocación previa, les acusó a ellos porque habían impedido que
otros se convirtieran en musulmanes y además habían venerado ídolos. Por lo
tanto, el ataque era su culpa y los musulmanes eran las víctimas, no los
kuffar.
4)
Repetir
esto una y otra vez y la gente acabará por creérselo. Si eres capaz de
convencer a la víctima para que acepte la culpa, ya has ganado, porque la
represalia necesita una cierta injusticia. Si la
víctima acepta la culpa, empezará a odiarse.
5) Inspira a tus seguidores hacia el
valor suicida y fanático.
6) Engaña al enemigo (los kuffar)
siempre que sea posible para garantizar la victoria.
7) Nunca te rindas, incluso cuando
pierdas.
8) Nunca jamás permitas las críticas a
Mahoma, Alá o el islam, acaba con la libertad de expresión.
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