B1,6,301 Cuando iba de camino a orar, Mahoma pasó junto a un grupo de
mujeres y dijo: «¡Oh, mujeres! Dad caridad y donad dinero a los menos
afortunados, porque he visto que vosotras conformáis la mayoría de los
habitantes del Infierno». Ellas preguntaron: «¿Por qué es esto?» Él les
respondió: «Porque maldecís demasiado y sois ingratas con vuestros maridos.
Nunca he conocido a nadie con menos inteligencia o conocimiento de su religión
que la mujer. Un hombre cuidadoso e inteligente puede perder el rumbo por
vuestra culpa». Ellas dijeron: «¿Cuál es nuestra carencia en inteligencia o
fe?» Y Mahoma dijo: «¿Acaso no es verdad que el testimonio de un hombre tiene
el mismo valor que el de dos mujeres?» Cuando ellas afirmaron que así era,
Mahoma continuó: «Eso demuestra que la mujer carece de inteligencia. ¿Acaso no
es también verdad que las mujeres no pueden rezar o ayunar durante el ciclo
menstrual?» Ellas reconocieron que eso también era verdad y Mahoma dijo
entonces: «Eso demuestra que la mujer tiene carencias en su religión».
Comentarios del autor:
Los musulmanes
consideran a Mahoma el hombre perfecto del islam, la guía a seguir en todos los
temas. Este ejemplo sobre lógica circular nos aporta a nosotros (y a los
musulmanes) una visión de lo que debía ser la opinión de Mahoma acerca de las
mujeres. De acuerdo con su religión, su testimonio ante un tribunal solo vale
la mitad que el de un hombre y no pueden rezar ni realizar el ayuno durante la
menstruación. Por eso, Mahoma llega a la conclusión de que las mujeres tienen carencias
en materia de religión e inteligencia.
Según la Ley Sharía:
·
La mujer no puede pedir el divorcio.
·
La mujer recibe una parte menor de
la herencia que un hombre.
·
La mujer tiene menos derecho a pedir
la custodia de los hijos en el divorcio.
·
El hombre puede casarse con muchas
mujeres sin estar obligado a informar de esto a la nueva mujer o las que ya
tiene.
Estas son solo algunas
de las condiciones impuestas a las mujeres musulmanas. Lo que potencialmente es
hasta más perjudicial es la obsesión del islam con la moralidad sexual
(femenina). Si tenemos en cuenta el tratamiento que Mahoma daba a las
prisioneras, la niña con la que se casó además de sus once mujeres, esto puede
resultar complejo de entender para un no musulmán.
Como de costumbre, la confusión
se resuelve si comprendemos que el islam es un medio para conseguir la
conquista (sobre todo tribal). Tal y como ya hemos visto, el islam emplea a las
mujeres para progresar, utilizando su capacidad reproductora con el objetivo de
aumentar el número de fieles.
Sin embargo, también se
considera que las mujeres son un arma de doble filo. Muchas peleas famosas en
la historia se han originado por culpa de los celos por una mujer. Se decía de
Helena de Troya que su rostro impulsó a cientos de embarcaciones (y dio lugar a
diez años de guerra), mientras que la rivalidad por Cleopatra fue la chispa que
encendió las batallas entre Marco Antonio y Julio César. Estos no son más que
dos de los más famosos ejemplos de ejércitos y sociedades que cayeron presa de
la destrucción por culpa de los celos que generaban las mujeres. En los
conflictos tribales, las rivalidades y tensiones ocasionadas por una mujer y,
sobre todo, por la infidelidad, pueden dar lugar a peleas catastróficas que, a
su vez, destruirían la armonía y llevarían a la derrota. Mahoma, que tenía once
mujeres, varias concubinas y esclavas, tenía bastantes problemas con las
mujeres. Al final, estos se complicaron tanto que aconsejó que las mujeres
quedasen ocultas tras un velo.
Al controlar a las mujeres,
Mahoma vio que los problemas se reducían y que así podría centrarse en la
yihad. La Ley Sharía lo muestra, dado que sitúa a la mujer en una posición de
incapacidad desde el momento de su nacimiento.
La Ley Sharía también
impone el castigo más barbárico y odioso para evitar hasta el más mínimo rumor
de falta de decoro por parte de la mujer musulmana. Dicho castigo puede ir
desde recibir latigazos en público, hasta ser enterrada de cintura para abajo
en el suelo y luego ser lapidada hasta la muerte. A menudo, son miembros de la
familia los que matan a las mujeres antes de que estos casos lleguen a los
tribunales. Estos asesinatos sin juicio de por medio reciben el nombre de
«homicidio por honor» y cada vez son más frecuentes en los países occidentales.
Para prevenir
cualquiera de estos «posibles» problemas, algunas sociedades islámicas han ido
un paso más allá y llevan a cabo una intervención quirúrgica en las niñas antes
de que alcancen la madurez sexual. El horror que supone esta práctica (conocida
como mutilación genital femenina o MGF) supera los límites de la compresión
humana.
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